viernes, julio 30, 2010

Sephora, Thora y Mandrágora.

Sephora, Thora y Mandrágora. Mis gatas y yo vivimos tranquilas, no les molesta la forma en que hago mis cosas, a mí no me molesta como ellas hacen las suyas, en ocasiones toman el sol sobre la mesa en donde ceno, en la esquina cerca de la ventana, a mí no me molesta. En ocasiones hago el amor con ellas en el dormitorio, ellas no se quejan, pareciera no molestarles. Solo nos observamos por el rabillo del ojo sabiendo que todo está bien. A ratos me maúllan por algo y yo les maulló de regreso, en estos sonidos guturales nos entendemos, nos miramos sin decirnos nada, nos sentimos cómodas, nos parecemos…No sé si ellas se parecen a mi o yo a ellas. Cuando subo la música y bailo por la casa, se divierten, para nosotros todo es una fiesta…Amar, comer y bailar, hasta llorar es una fiesta. En nuestra adorada soledad nos hemos vuelto una fortaleza, infranqueable, piden tan poco y yo no les pido nada, nos acostamos a revolvernos en las sabanas entre sus pelos y los míos, ellas se lamen la cola yo los recuerdos y los deseos, en ocasiones nos embriagamos, ellas de ronroneos y yo de alcohol, ellas de cariño y yo de desapegos. Cuando escribo me observan quietas, raramente me invaden y cuando lo hacen, se acuestan sobre mi croquera, en un atentado a la imaginación, para que la palma en vez de la pluma se pose en su lomo. Cuando me ven triste se acercan a mi mano, la lamen, tal como se lamen entre ellas, soy una más de su camada, con una piel distinta, con un instinto felino. Miramos las tres por la ventana observando la calle, el pasar de la gente, los autos y esperamos el vuelo de un pájaro, La hoja que cae del árbol, el sol que llega de a poco y nos desentume… Podríamos vivir así siempre, podríamos jugar siempre en esta deseosa realidad, de gatas y gatos Que se sienten y los sienten, caminando silenciosos por la casa. Cariñosas Discretas Amantes.