Cuando
el amor se aleja sientes un agujero en el pecho, lo interpretas como vacío y es
que algo se arranca de nuestra alma, como si aquel o aquella que ocupo ese
lugar al marcharse, se llevara consigo un trozo de ella, como si fuera una gran
tela, descubres que estas lleno de trozos que has traído contigo o figuritas de
trozos añadidos en el vacío, como una bandera sin país, remendada hasta el
cansancio...
Cuando la nostalgia se hace presente, cada costura duele un poco, recordándote
que esta echo de carne, hueso, piel, sueños y millones de momentos que se
agitan a cada paso, al transcurrir los días te acostumbras a tener un mapa en
tu corazón, que cargas a veces ya sin darte cuenta y sigues sin pensar
demasiado , evitas recordar y mirar en tu interior, pero cada vez
que te relacionas con un nuevo amor, ese corazón al cual no quieres mirar,
comienza a tirar y apretar las costuras recordándote tu historia.
Pero
sigues, porque la dulzura de sentirse amado puede más y la reina locura permite que volvamos a mirarnos a
los ojos con otro ser humano, mostrándonos el alma y cuando se unen dos
banderas soportando sus costuras, contra viento y marea, se convierte en un
solo lienzo, que puede continuar unido a pesar de su desaliñada imagen de país
remendado, pero si tan solo uno No comparte las profundidades de sus aguas y
navega en la superficie, el lienzo se raja, sin crear ríos, países,
continentes y universos, dejando ese hueco que interpretamos como vacío...